Si Dios es soberano en su amor, esto significa que su amor no puede ser
influenciado por nada. Y si esto es así, es lo mismo que decir que la causa del
amor de Dios descansa sólo en sí mismo. Él ama a quien desea. "A Jacob
amé, mas a Esaú aborrecí" (Ro. 9:13). Es así que lo que importa no es
que Jacob fuera más fácil de amar que Esaú y que Dios por lo tanto lo amó a él
en vez
de amar a su hermano, sino que Dios había puesto su amor sobre Jacob solo como
un acto de su voluntad soberana. Esto lo dejó bien claro al elegir a Jacob en
lugar de Esaú antes que los mellizos nacieran y, por lo tanto, antes que
tuvieran la oportunidad de hacer algo bueno o malo. De manera similar, el
versículo de Deuteronomio niega explícitamente que Dios amara a Israel por algo
que tuviera, como su fuerza o su tamaño como nación (como nación no era nada
grande). Lo que hace es afirmar que Dios los amó porque los amó.
"en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por
medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,
para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el
Amado" (Ef. L5-6).
Dios es amor, demostrado en el Calvario. No hay otra expresión más
elevada del amor, que Jesús llevando nuestros pecados en el madero.
Ro.5:8.
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores,
Cristo murió por nosotros.
Su gracia y misericordia son influidos por su amor. Jeremias 31:3 Jehová se
manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por
tanto, te prolongué mi misericordia.
La ira, justicia y poder de Dios, nos destruiría en un instante por nuestro
pecado,pero como dice el versiculo de arriba por su amor se prolonga su
misericordia.
Su justicia dice que debe retribuirnos según lo que merecemos y por nuestros
pecados merecemos el infierno y la muerte,
Romanos 2: 5 y 6 Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras
para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de
Dios,
el cual pagará a cada uno conforme a sus obras.
Nuestras obras son malas,
Romanos 3:10 al 18 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;
No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios.
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no
hay ni siquiera uno.
13 Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan.Veneno de áspides hay
debajo de sus labios;
14 Su boca está llena de maldición y de amargura.
15 Sus pies se apresuran para derramar sangre;
16 Quebranto y desventura hay en sus caminos;
17 Y no conocieron camino de paz.
18 No hay temor de Dios delante de sus ojos.
La justicia de Dios no puede soportar que se justifique al impío así y nada
más
Proverbios 17.15 El que justifica al impío, y el que condena al
justo, Ambos son igualmente abominación a Jehová.
¿Como podemos ser justificado entonces?
Romanos 3:21 al 26 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de
Dios, testificada por la ley y por los profetas;
la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los
que creen en él. Porque no hay diferencia,
por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención
que es en Cristo Jesús,
a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para
manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los
pecados pasados,
con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él
sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
Por eso Jesús padeció el Calvario.
2Cor 5.21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que
nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
La naturaleza del amor de Dios es la entrega, y cuando nos entrega algo no es
una baratija sino lo mejor.
Hay dos sentidos en los que podemos ver el amor del Padre en la muerte de
Jesús.
Primero, Jesús es lo mejor que Dios tenía para dar, no hay nada que pueda
compararse al Hijo de Dios.
Segundo, al dar a Jesús, Dios se estaba dando a sí mismo, y no hay nada que uno
pueda dar que sea mayor que eso. Y ahí en la cruz, Dios Padre derramó toda Su ira (la ira que
merecemos) sobre Su Hijo. Nosotros deberíamos haber estado en su lugar.
Cristo —el regalo más grande.